Por: Montse Huerta.
Un atípico año 2020 acaba de terminar y nos dio la oportunidad para pensar, para replantearnos lo que teníamos antes y ya no queremos; reflexionar sobre lo que no habíamos visto y ahora nos importa. La pandemia nos trajo miedo e incertidumbre, causó estragos en el bienestar emocional y mental de las personas; pero continuar en medio de las dificultades nos obligó a encontrar lo mejor y más positivo de las situaciones adversas.
El fin de año es motivo de nostalgia y momento para hacer un recuento de los buenos y malos momentos, por eso quiero compartir contigo lo que aprendí del 2020:
Lo impredecible que es el futuro
La vida es ahora
Aprender a soltar y tener paciencia
El hogar es el mejor refugio
Cuidar a los que queremos
El valor de la vida es el amor
Reinventarse
La salud es lo primero y lo más importante
La necesidad de estar presente
Vivir en comunidad nos hace mejores individuos
La importancia de la salud mental
Se puede vivir con menos y vivir mejor
Trabajamos demasiado
La esclavitud de la rutina
Anhelar una vida sencilla
Tengo todo lo que necesito
La educación no tiene limites
No procrastinar
Si no puedo, me adapto
Aumentó nuestra fe
A ser más solidarios
Todos somos vulnerables
La pandemia no discriminó, todos estamos expuestos
Me quitó la libertad pero me regalo tiempo, tiempo que necesitaba para mí
Iniciamos el 2021 con la ilusión renovada, agradecidos a Dios por la oportunidad de estar aquí, por las enseñanzas aprendidas; por la fortaleza que nos dejó el 2020. Estos tiempos de encierro nos enseñaron a valorar cada día. El 2021 nos regresa la esperanza de volvernos a abrazar y celebrar un nuevo comienzo. ¡Feliz año nuevo!
Y tú, ¿qué cosas aprendiste en el 2020?
