Por: Montse Huerta.
Con más de medio siglo de crear canciones que han sonado en la radio, y han sido cantadas y repetidas por innumerables voces alrededor del mundo, Armando Manzanero, maestro del romanticismo, falleció esta madrugada a los 85 años de edad de un paro respiratorio.
El cantautor yucateco fue creador de boleros clásicos como “Contigo aprendí”, “Mía”, “Adoro” y “Esta tarde vi llover”, entre muchas otras. Sus canciones han sido traducidas a diversos idiomas y han sido interpretadas por grandes figuras como Eydie Gormé, Johnny Mathis, Paul Mauriat, Tony Bennett, Frank Sinatra, Elvis Presley, Elis Regina, Angélica María y Luis Miguel. Manzanero también produjo a artistas como María Conchita Alonso, Amaya, Dyango, Presuntos Implicados, Luis Miguel y Carlos Cuevas. Además, trabajó para Hollywood en la producción musical de “No sé tú”, versión en español de la película “Speechless”.
El ultimo reconocimiento lo recibió hace dos meses cuando le otorgaron El Premio Billboard Trayectoria Artística por su trayectoria profesional excepcional, que seguía siendo relevante por sus contribuciones artísticas y personales y cuya influencia había marcado el desarrollo de la música latina en el mundo.
Nacido en Mérida, Yucatán, hijo de uno de los músicos fundadores de la orquesta Típica Yucalpetén, estuvo cerca de la música desde su llegada al mundo y comenzó a estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Mérida a los ocho años, para luego recibir formación musical de maestros como Mario Ruiz Armengol, Chucho Zarzosa y Vicente Garrido, en la ciudad de México.
Creó su primera canción: “Nunca en el mundo” en 1950, y grabó su primer disco en 1959. En 1969, Carlos Lico colocó su balada “No” en los primeros lugares de las listas de popularidad de toda Latinoamérica, por lo que no debe sorprender que a la fecha haya escrito más de 400 canciones y que de ellas más de 50 hayan obtenido fama internacional. Quería trabajar con Sebastián Yatra y cambio su opinión acerca de Maluma, sin lugar a dudas sus canciones y romanticismo traspaso fronteras; ¡gracias por todo maestro!